viernes, 11 de abril de 2014

Emergencias en las escuelas

Como hacemos para preparar a nuestros hijos para una emergencia sin asustarlos?
Es muy importante no asustar a nuestros hijos cuando los preparamos para una emergencia. Tenemos que hacerlo siendo muy cuidadosos respecto a la información que les proveemos.  Para ello tenemos que tener en cuenta la edad de nuestros hijos.  No es lo mismo lo que vamos a decir a un niño de 5 años que a un adolescente de 14.  Antes de decirle informarlo sobre alguna emergencia tenemos que preguntarnos si lo que le vamos a decir lo puede entender.  Hay situaciones de violencia que son difícil de comprender para un adulto, mucho más lo serán para nuestros niños.  Distinto es el caso si queremos ensenarles sobre como reconocer una alarma y que hacer al respecto o prepararlos para estar en condiciones de identificar humo. 
Independientemente del contenido de la información que le proveemos, es fundamental prestar especial atención al tono con el que se lo decimos.  En este sentido, los padres antes de hablar con sus hijos tienen que preguntarte que sienten ellos respecto al tema, como lo viven, que les produce.  En resumen, como padres tenemos que ser conscientes de cómo cada uno de estos temas nos afectan.  No hay nada más temeroso para un niño que ver a sus padres asustados.  Esta situación lo pone en un lugar de vulnerabilidad y desconcierto.  Como padres tenemos que transmitirle a nuestros hijos que nuestra función es protegerlos. Independientemente de lo que ocurra, como padres, estamos para proteger a nuestros hijos y proveerles un lugar de seguridad.  Este es el mensaje que tenemos que transmitirles en todo momento a nuestros hijos inclusive cuando los estamos preparando o educando respecto a emergencias.
Antes de comenzar a hablar cualquier tema delicado con nuestros hijos, el primer paso es tomarnos unos minutos para ver qué sentimos respecto a dicho tema.  Si estamos aterrados de los ladrones o nos asustamos con las tormentas o nos paralizamos si hay fuego, va a ser mejor que no seamos nosotros quienes les ensenemos a nuestros hijos de estos temas.  Sería recomendable, en estos casos, que alguna otra persona les hable de cada uno de estos temas.  Si por el contrario, no sentimos que tengamos una reacción particular, entonces podemos sentarnos tranquilos a conversar.  El principal objetivo va a ser informarles sobre un tema para que estén preparados.
Luego de haber examinado nuestras reacciones respecto a un determinado tema, tenemos que preguntarnos por qué queremos informarles de algún tema en particular.  Por ejemplo, por qué queremos que nuestros niños pequeños sepan que hay ladrones?  Si es porque ellos preguntan sobre el tema porque lo escucharon por televisión, quiere decir que hay una inquietud.  Otro ejemplo seria el caso de hijos adolescentes que necesitamos que sepan qué tienen que hacer si suena la alarma de incendios dado que por momentos se encuentran solos en la casa.  En casos donde hay una curiosidad, interés o necesidad, es adecuado comenzar a hablar de estos temas.
Antes de comenzar a hablar de algún tema delicado con nuestros hijos, tenemos que empezar escuchándolos.  Necesitamos saber qué quieren saber, por qué lo quieren saber, qué les inquieta del tema y qué saben del tema.  Escuchar todas estas respuestas nos da un marco de entendimiento del lugar en el que nuestro hijo se encuentra respecto al tema a tocar.  Adicionalmente, nos acerca a el, a su mundo.   Este acercamiento que nuestros hijos sienten, los hace sentirse escuchados.  Este clima de encuentro que se crea, facilitar el dialogo y favorece que nuestros hijos pregunten más abiertamente sus dudas e inquietudes.  Luego de tener un claro entendimiento de por qué vamos a hablar un determinado tema, podemos comenzar a suministrar la información que nos están pidiendo, sin extendernos más de lo necesario ni ser reticentes a responder a las preguntas que nos hagan. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario