lunes, 14 de abril de 2014

Adolescentes y la droga

La Adolescencia es una etapa sumamente difícil para nuestros jóvenes. La adolescencia es una etapa de transición entre la niñez y la adultez. Por lo tanto, los jóvenes todavía necesitan asistencia y cuidado pero también libertad y autonomía.  Durante la adolescencia, los jóvenes comienzan a probar nuevas formas de vestirse, de actuar, de relacionarse.  Es una etapa de descubrimiento de ellos mismos.  En esta etapa van descubriendo qué tipo de hombres o mujeres van a llegar a ser.  De allí que sumamente complejo para los padres acompañar a los adolescentes en este proceso.  Existe una constante duda entre hasta donde dejarlos solos y hasta donde intervenir.  La realidad es que no hay una respuesta para estas dudas.  Cada padre ira buscando el balance entre darle libertades para que comiencen a explorarse a sí mismo y mantener un adecuado control que vele por su seguridad.  Este balance será más sencillo alcanzarlo si se lo busca conjuntamente con su hijo adolescente. Esto quiere decir que, como padres, no deberíamos tomar una actitud autoritaria o dictaminar las reglas a seguir sino buscar junto a nuestros jóvenes los caminos posibles.  Esto implica tener un dialogo permanente con nuestros hijos.  Se trata de conocerlos, de escucharlos, de entenderlos, de tomarnos el tiempo para descubrirlos.  Queriendo descubrir a nuestros adolescentes es como los ayudamos a descubrirse a sí mismos.  Al ayudarlos a descubrirse a sí mismos, aprendemos a conocerlos y a entenderlos más.  Como padres, vamos aprendiendo a ver a nuestros hijos como personas distintas a nosotros, con su propia personalidad. De la misma manera que los vamos descubriendo a ellos, vamos generando oportunidades para que ellos también nos conozcan más a nosotros, que descubran nuestros valores, principios, maneras de ser.  En este dialogo permanente van apareciendo similitudes y diferencias, miedos, deseos, ambiciones, inhibiciones.   Simplemente, nos vamos conociendo y honrando nuestras formas de ser.  En un contexto de respeto por el otro, ese facilita la busca de este balance entre libertades y límites.
Muchos adolescentes al no haber descubierto una motivación, una inquietud, una actividad que los inspire, una tarea que los haga sentirse útiles, se sienten sin rumbo.  Si además de sentirse sin rumbo, se sienten que en el contexto donde viven no hay permiso para sus dudas, sus miedos, su estar perdido, esto incrementa su desconcierto. No es raro pensar que este adolescente se sienta aislado y temeroso. Aislado porque no siente la confianza suficiente para compartir sus dudas o incertidumbres y temeroso porque no sabe cómo continuar desde este lugar.  Son situaciones de este tipo las que favorecen a nuestros adolescentes a inclinarse por la droga (ilícita o recetada). La droga, en estas circunstancias, es una alternativa a salir de la situación en la que se encuentran y, momentáneamente, lo logra.  Sin embargo, los adolescentes que eligen la droga están pidiendo a gritos aceptación de sus miedos, de sus dudas, de sus imperfecciones.  Independientemente que nuestro hijo o hija este o no atravesando una situación crítica como la descripta, como padres, necesitamos crear espacios de escucha. No espacios para que nuestros hijos nos escuchen a nosotros sino espacios para nosotros escucharlos a ellos, para comprenderlos y, como dije antes, más importante aún, para descubrirlos. No permitamos que el vacío que sientan lo llenen las drogas.  

No hay comentarios.:

Publicar un comentario