lunes, 14 de abril de 2014

Comportamiento rebelde de los niños

Cuantas veces nos ha ocurrido que vamos al supermercado y nuestro hijo se pone a gritar, patalear o comportarse indebidamente.  Esta es una situación estresante que muchas veces no sabemos cómo actuar.  Los padres autoritarios muy estrictos, recurren a imponerles reglas sumamente estrictas como para evitar este tipo de comportamiento.  Podemos decir que este modo de resolver este tipo de problemas funciona en el sentido que el niño no se comporta indebidamente pero las preguntas que hay que hacerse son: ¿cuál es el mensaje que estoy transmitiéndoles a mis hijos con amenazas y gritos?  ¿Soy la madre o padre quiero ser al impartir este tipo de disciplina? Las amenazas imparten miedo, son signos de peligro inclusive dentro del ambiente familiar.  Los gritos, por su parte, transmiten desconcierto, falta de orden, desesperación y crean un ambiente donde se vive una falta de control.  Las amenazas y gritos no ayudan a crear la atmosfera de seguridad, orden y predicción que los niños necesitan.  Imponer disciplina a nuestros hijos es una forma de enseñanza, no un método de castigo.  Por último, nos tenemos que preguntar ¿cuál es el costo para nuestros hijos de implementar un modo de crianza autoritario?  Los hijos de padres autoritarios con el correr del tiempo tienden a ser dubitativos e inseguros debido a que sus padres les han ido quitando su autonomía.  Estos niños con el fin de satisfacer a su padres van perdiendo contacto con lo que ellos quieren vulnerando poco a poco su autoestima.  Es muy común encontrar personas adultas que han tenido padres muy autoritarios que los han alejado de sí mismos a tal punto que han perdido total contacto con lo que quieren en sus vidas.  Son personas que no tienen presente cuáles son sus gustos, preferencias,  deseos, sueños.  Son personas que tienden a vivir satisfaciendo a los demás en lugar de a ellos mismos.  Peor aún, estas personas suelen sentir culpa si buscan su propio interés.  Desandar este camino no es un proceso sencillo, requiere tiempo, determinación y, en muchos casos, ayuda psicológica.
La pregunta entonces es como hacer con niños rebeldes. Si el niño está en medio de una “pataleta” será inútil hablarle en ese preciso momento.  Cuando el niño está haciendo un berrinche no puede escuchar, en ese momento porque esta embebido de la emoción que está sintiendo ya sea enojo, frustración, desesperación.  Imagínense como si su hijo estuviera ahogándose en el agua.  Si le hablamos o le queremos explicar algo mientras el niño está bajo agua no nos va a escuchar.  Si le gritamos o le exigimos que salga tampoco lo estaríamos ayudando.  El niño está en problemas.  Si esta fuera la forma en la que veríamos la situación, es fácil responder.  Lo que haría la mayoria de los padres en ese momento es tenderle una mano para que salga del agua y luego abrazarlo fuerte para que no tenga miedo.  Esto mismo es lo que necesita nuestro hijo cuando está en medio de una pataleta.  Primero tenemos que comprenderlo, mostrarle que lo entendemos, que empatizamos con lo que le pasa.  Vamos a estar validando su emoción, en otras palabras,  “sacando a nuestro hijo del agua.”  Las emociones son únicas a cada individuo y validarle sus emociones, su forma de sentir valida nada más y nada menos que su ser persona en este mundo fortaleciendo su autoestima. Ahora no tenemos que confundir validar sus emociones con aprobar su conducta.  Luego de validar sus emociones es tiempo de corregir su conducta.  Recién cuando el niño esta calmado y tranquilo vamos a poder enseñarle a comportarse diferente.  Para enseñarles a nuestros hijos un modo distinto de conducta podemos guiarnos siguiendo tres pasos.  El primero, es nombrarle como se llama la conducta inapropiada que estaba haciendo.  Le podemos decir: “Esteban, lo que estabas haciendo es una pataleta, o gritar, o tirar las cosas o pegar” o lo que fuera estuviera haciendo.  Es muy importante aquí ser especifico en la descripción de la conducta inapropiada.  Si le decimos que lo que estaba haciendo era faltar el respeto puede ocurrir que sea un concepto abstracto difícil de comprender.  De allí que cuanto más concreta y simple sea la descripción de la tarea mejor.  El segundo paso es mencionarle la consecuencia de su comportamiento.  Por ejemplo: cuando haces una pataleta te podes lastimar, cuando gritas me duelen los oídos, cuando tiras las cosas podes romper algo, cuando pegas podes lastimar a alguien.  De esta forma, los niños van aprendiendo que sus actos tienen consecuencias.  El último paso es enseñarle un comportamiento alternativo.  Por ejemplo, podes estar enojado o frustrado pero en lugar de hacer una pataleta usa tus palabras para explicarme que te pasa; en lugar de gritar usa un tono normal; en lugar de tirar las cosas dámelas en la mano; en lugar de pegar usa tus palabras.
Si bien estos pasos van a ayudar a manejar situaciones difíciles con niños rebeldes tenemos que ser conscientes que el aprendizaje no ocurre de un día para el otro.  Los niños van a desafiar todo tipo de reglas, y van a intentar correr los límites todo lo que puedan.  Es esencial la constancia en la implementación de estos pasos.  El camino puede ser frustrante para los padres cuando nos encontramos repitiendo por décima vez que no hay que pegar porque pueden lastimar a alguien y que en lugar de pegar tienen que usar sus palabras.  El hecho que nos encontremos repitiendo una y otra vez lo mismo, no quiere decir que el proceso no este avanzando.  La firmeza del padre al explicarles estos pasos conjuntamente con la constancia en el método es lo que va generando los resultados esperados. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario